La Municipalidad Distrital de San Jerónimo ha dado un paso significativo en la mejora de su infraestructura vial al colocar la primera piedra del proyecto “Mejoramiento de Servicio de Transitabilidad Vial Interurbana en el Puente de Choccecancha”. Este emprendimiento, que costará S/. 595,933.24 y se ejecutará en un plazo de 90 días por el Consorcio Hatun Ñan, ha despertado diversas inquietudes en la comunidad.

El alcalde Sabino Portillo, actualmente enfrentando procesos judiciales, argumenta que la obra es esencial para optimizar la movilidad urbana, garantizando condiciones adecuadas para el tránsito vehicular y peatonal. Sin embargo, la pregunta que muchos se hacen es si realmente se justifica una inversión de más de medio millón de soles para un puente de solo 5.60 metros de luz.

El proyecto contempla características como veredas, rampa para drenaje, baranda metálica y dos estribos principales. Aunque estas adiciones parecen enfocarse en la seguridad y funcionalidad, la comunidad se encuentra ante un dilema: mientras el alcalde incita a los ciudadanos a fiscalizar la obra, persiste la incertidumbre sobre la real necesidad de esta inversión. ¿Realmente se están priorizando las necesidades de la población o estamos ante un gasto desproporcionado?

Es vital que los vecinos no solo ejerzan su derecho a la fiscalización, sino que también cuestionen si esta obra aborda de manera efectiva los problemas de transitabilidad en el distrito, o si es simplemente una respuesta tardía a necesidades más urgentes. En un contexto donde cada sol cuenta, es esencial que las decisiones de infraestructura se fundamenten en una justificación clara y transparente, evitando que este pequeño puente se convierta en un símbolo de derroche en lugar de una verdadera solución para la comunidad.