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CRUZPATA RECHAZA LA INSTALACIÓN DE UN BOTADERO DE BASURA EN CHOCCOPECCANA, LAMBRAMA

Dirigentes Acusan Traición de Autoridades

Lambrama, 21 de agosto de 2024. La comunidad campesina de Cruzpata, situada en el distrito de Lambrama, ha expresado su firme rechazo al contrato recientemente firmado entre la Municipalidad Provincial de Abancay y la familia Arias Valderrama para la habilitación de un botadero temporal de residuos sólidos en el sector de Choccopeccana. Los dirigentes locales han calificado de traidores al alcalde de Lambrama, Ignacio Chipana Pumapillo, y al primer regidor, Jhon Arias Valderrama, por sus acciones y la falta de transparencia en el proceso.

 

Andrés Centeno y Mauro Chumpisuca, líderes de la comunidad de Cruzpata, han manifestado su descontento por la falta de comunicación sobre el contrato, el cual fue suscrito el 16 de julio de 2024 sin la debida consulta a la población local. El acuerdo implica el alquiler de un terreno por 533 días a un costo de 175,000 soles, pagaderos mensualmente, para establecer un botadero temporal de basura proveniente de Abancay.

 

“Un mes después de la firma del contrato, el alcalde de Abancay, Raúl Peña, nos envió un oficio convocándonos a una reunión para informar sobre este acuerdo. En respuesta, hemos enviado una carta notarial rechazando la convocatoria y declarando que ningún camión compactador ingresará a nuestros territorios”, declaró Andrés Centeno.

 

El contrato en cuestión fue firmado por Gabino Arias Valderrama, hermano del primer regidor de Lambrama, Jhon Arias Valderrama, y el gerente municipal de Abancay, Renzo Bustinza Cárdenas. Los dirigentes de Cruzpata han acusado a Arias Valderrama de traición por ocultar el acuerdo y han criticado al alcalde Ignacio Chipana Pumapillo por no haber informado adecuadamente a los pobladores sobre el impacto del botadero en su territorio.

 

El presidente de la comunidad de Cruzpata subrayó que la zona en cuestión es de alta importancia agrícola, con plantaciones de árboles frutales y crianza de abejas, y ha sido reconocida por el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri) como una Zona de Agrobiodiversidad “Paymakis”. La instalación de un botadero sin la correspondiente licencia social y sin consulta previa a los habitantes locales ha sido vista como una amenaza a sus actividades económicas y al medio ambiente.

 

La comunidad ha exigido una revisión urgente del contrato y una mayor transparencia en la gestión de proyectos que afectan directamente sus territorios y sus medios de vida. La protesta subraya la creciente tensión entre las autoridades locales y los residentes, quienes demandan respeto y participación en las decisiones que impactan su entorno y su bienestar.

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