El reciente ascenso de Juan Pablo II a la Liga 1, tras vencer a Comerciantes FC en penales, ha estado rodeado de críticas, a pesar de la felicidad mostrada por su presidenta, Orfelinda Correa. La celebración se ve empañada por cuestionamientos sobre la legitimidad del triunfo, especialmente considerando que un gol fue no cobrado en una clara posición adelantada. Este detalle resalta la controversia en torno a la actuación arbitral y plantea dudas sobre la integridad del proceso.

Correa, con un discurso cargado de fervor religioso, afirmó: “Yo tengo fe en que Juan Pablo me hace el milagro”. Sin embargo, su enfoque en la espiritualidad podría desviar la atención de la necesidad de una gestión más profesional y objetiva en el club. En un deporte tan competitivo, confiar en "milagros" no es suficiente; se requiere una estrategia sólida y una planificación efectiva.

La presidenta también recordó el breve pero tumultuoso recorrido del club en sus nueve años de historia, agradeciendo a los jugadores y al cuerpo técnico por su esfuerzo. Aunque este ascenso puede parecer un logro, es crucial considerar si el club está realmente preparado para enfrentar los desafíos de la Liga 1, donde la competencia es feroz y la exigencia es alta.

Por último, la falta de un estadio definido para la próxima temporada añade otra capa de incertidumbre. Correa admitió que aún no tienen un campo adecuado, lo que refleja la precariedad de la organización. “Quizás alterno, no sé, sería Trujillo”, afirmó, lo que pone en duda la capacidad del club para competir al más alto nivel. En resumen, el ascenso de Juan Pablo II plantea más preguntas que respuestas, y la comunidad futbolística estará atenta a cómo el club maneje esta nueva etapa.